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Ricardo García Molina

¿Y qué hacemos con las chabolas?

No se trata de un país lejano, ni de un espacio alejado de los centros de decisión, ni siquiera está escondido en el fondo de un valle. El Gallinero es un asentamiento que se encuentra en Madrid, a pocos kilómetros del centro de la ciudad, y en un punto por el que pasan cientos de miles de vehículos a diario. Sin embargo, sus habitantes, como si fueran fantasmas, se ven afectados por la "invisibilidad". En ese lugar se simultanean todas las características que la UN-HÁBITAT (agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los asentamientos humanos) establece como características presentes en los asentamientos precarios: autoconstrucción espontánea, insalubridad, precariedad, materiales deleznables, ilegalidad múltiple, marginalidad social, hacinamiento, localización en suelos inadecuados, vulnerabilidad, degradación ambiental, ausencia de infraestructuras, falta de equipamientos y de empleo. "Tenemos un plan" es el grito de sus habitantes y la colaboración de múltiples organizaciones ciudadanas para transformar un asentamiento chabolista en barrio, con la participación de sus propios habitantes. La clave está en el abordaje de la realidad de pobreza severa desde la colaboración de diversos profesionales (multidisciplinareidad). La arquitectura, en este caso, aporta el manejo de una herramienta muy experimentada: la "autoconstrucción dirigida".




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